El patio oscuro de la Casa Blanca: Una palmadita histórica en la espalda decadente

Publicado originalmente el 16 de noviembre de 2008 en la revista El Periodista, Chile


Patricio Zamorano

Una palmadita en la espalda le dio Barack Obama al presidente George W. Bush cuando éste último lo recibió como anfitrión ya en retirada de la Casa Blanca. El gesto, sutil, fue atrapado por las cámaras y algunos comentarios de las agencias internacionales, como un gesto decidor, la muestra concreta de quien ahora detenta el poder, el poder real del voto, el poder imaginario y simbólico de miles de millones que aún no se recuperan de la sorpresa alegre del presidente electo afroamericano. Los que estábamos esperando afuera del palacio presidencial la llegada de Obama y su esposa Michelle, no imaginábamos que Obama ya estaba adentro, tras acceder con discreción, literalmente por el patio oscuro de la Casa Blanca, una entrada lejos de las manifestaciones y las contra-manifestaciones en la avenida Pennsylvania. Concordé plenamente con el desaire a todos nosotros. ¿Cómo otorgarle a Bush el gusto populista de ser anfitrión de una entrada plena de la familia Obama? El propio Bush, cuando dio a conocer su saludo escrito a la elección del nuevo mandatario señaló, y traduzco de sus propias palabras en la declaración de prensa, que “será una emocionante imagen ver al presidente Obama, su esposa, Michelle, y sus hermosas niñas cruzar las puertas de la Casa Blanca”. Ver entrar a esta familia afro, cruzando los verdes prados del palacio, con el presidente en desgracia intentando atrapar entre los rincones de su desastrosa popularidad alguna brizna de ventaja política, un pequeño grano de polvo de los zapatos de uno de los candidatos más queridos después de Roosevelt y Kennedy, no le funcionó. El cerebro de Obama comienza a mostrar sus frutos.

Obama entendió la estrategia de los asesores de Bush perfectamente. Primero, aceptó la invitación, pese a que fuera de lo protocolar, no tenía ningún sentido práctico para efectos de una transición que apenas comienza. Nada que no pudiera haberse discutido por teléfono. Segundo, Obama no acudió con sus hijas, no creó un evento familiar para suavizar las cicatrices que Bush carga en sus hombros tejanos. Tercero, no hizo ingreso frente a un público que lo hubiera aplaudido y saludado en masa, donde hubiera visto las pancartas y protestas contra Bush, que lo catalogaban de criminal de guerra y pedían su arresto apenas Obama llegue al poder.  Cuarto, transformó este primer encuentro con el presidente saliente en una reunión de trabajo de dos horas, donde pasó revista desde el tema duro de la invasión a Irak, hasta los detalles del rescate económico. El presidente electo ya había recibido su primer reporte secreto de inteligencia el jueves 6 de noviembre, cuando el director de Inteligencia Nacional de la CIA, Mike McConnell, y otros altos oficiales del departamento le dieron por primera vez en la historia a un afroamericano la misma información que se le da al Presidente de la República. El actual mandatario y comandante en jefe va claramente en retirada.

Bush dio muestras nuevamente de un populismo dramático el mismo jueves 6 al despedirse de los funcionarios de la Casa Blanca. Extraño gesto el de George , de decir adiós a cocineros y guardias, funcionarios de protocolo y al ejército de jardineros más de tres meses antes de darle las llaves al presidente Obama. Se dio el lujo de hacer pucheros y derramar algunas lágrimas al terminar de hablar. Un par de días después aclaró, sin embargo, que no eran esos funcionarios lo que más extrañaría, sino su condición de comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas… Desafortunadas declaraciones de quien lideró una invasión a Irak basado en información falsa y manipulada por sus propias agencias de inteligencia.

Obama viene, básicamente, trabajando como Jefe Ejecutivo desde varios meses antes de las elecciones del 4 de noviembre. La gigantesca tarea de concretar una agenda reformista en una multitud de áreas desastrosas del país lo obliga a comenzar inmediatamente el sondeo de posibles funcionarios del Estado para llenar las cientos de posiciones clave de su nueva Administración. Ya tiene jefe de gabinete. Rahm Emanuel es un tipo duro, trabajólico y excelente a la hora de negociar con la carta ganadora bajo la axila. Obama no ha perdido ni un minuto, no ha hablado casi nada, pero prepara gobierno, prepara transición, prepara su poder Ejecutivo, sin aspavientos. McCain ha caído en lo más profundo de su depresión política. Un completo silencio. Sólo Sarah Palin, la gobernadora grotesca de Alaska, ha seguido abriendo la boca, para decir que ya está pensando en lanzarse como candidata presidencial en 2012 (una broma de unos siempre geniales canadienses la hizo confesarse por teléfono ante un falso Sarkosy). Toda la campaña presidencial republicana ha decantado en historia grotesca: la devolución de la ropa que fue parte de los 150 mil dólares gastados en la imagen de la candidata a la vicepresidencia. Un final notable…