Publicada originalmente en el Diario La Opinión de Estados Unidos el 29 de diciembre de 2017
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La candidata presidencial casi da la sorpresa de pasar a la segunda vuelta electoral en las elecciones ganadas por Sebastián Piñera. “Chile va bastante más avanzado que su propia élite”, dice respecto a la posición temerosa de la clase política chilena respecto a la irrupción insospechada y potente del Frente Amplio, que rompe la estructura tradicional de partidos. En esta entrevista analiza el futuro en torno a “un nuevo ciclo político en la historia de Chile”.
Por Patricio Zamorano
Director Ejecutivo de www.InfoAmericas.info
Desde Santiago de Chile
Transcripción: Nathalie Zamorano Martínez
Beatriz Sánchez me sorprende recibiéndome en la privacidad de su propio hogar, barrio de clase media profesional de Ñuñoa. La cotidianeidad de una líder de tan solo 46 años invita al tuteo, que da frescura a la conversación, muy alejada del viejo protocolo del periodismo político. Así es ella, sin aspavientos, sin ninguna pose de origen de clase, solo protegida con el flujo consistente de ideas, la esencia más absoluta de lo que debería llamarse “la Política con mayúscula”, “polis” y “ética” esenciales que se diluyen en el electoralismo crónico de las sociedades modernas. Con un discurso rupturista con la estructura tradicional de la izquierda chilena, un programa de fuertes reformas sociales y un reflejo cercano de las necesidades de la nueva clase media profesional, el Frente Amplio (FA) llevó a Sánchez a rozar el poder presidencial. El nuevo referente político llegó como una tromba que asustó por igual al establishment centro-izquierdista que dio gobernabilidad al Chile post-dictadura, y a la derecha aún conservadora que perdura protegiendo su status quo como quien protege a un hijo único e idealizado. Sánchez parece potenciarse en ese vacío ideológico que implica el inicio del fin de la transición chilena. Ese que dejará atrás el fantasma de la dictadura pinochetista, que le quitará la nostalgia moral a quienes pagaron con vidas y tortura la lucha contra el nacionalismo neoliberal militar chileno (¡gran contradicción del pinochetismo!), e incomodará a la derecha económica y religiosa que aún se mantiene temerosa de las reformas sociales impulsadas por el progresismo chileno.
Pese a no haber pasado a la segunda vuelta electoral que le dio un nuevo triunfo al derechista Sebastián Piñera, con el 20% obtenido por Sánchez (de profesión periodista), en primera vuelta (a solo 2 puntos de desplazar al candidato oficialista e institucional Alejandro Guillier) y un crecimiento espectacular de 3 a 20 diputados (más un senador), el Frente Amplio rompió por primera vez en la historia moderna de Chile el tradicional orden bipolar heredado desde la Constitución pinochetista. Una opción tercerista que en tan solo un año remeció las bases políticas tradicionales de Chile y que sin duda marcará también la política a nivel continental.
Yo creo que tú eres como la Bernie Sanders de Chile. Como una candidata tercerista que no tuvo la oportunidad de ir a la segunda vuelta, y que implicaba mayor competencia con Piñera, con una agenda programática distinta y con identidad propia. Al final pasó a segunda vuelta un oficialista Alejandro Guillier. Te pasó lo mismo que Bernie Sanders, cuya proyección de victoria era alta respecto a Trump, por ser ambos candidatos rupturistas. Clinton apareció en ese escenario, curiosamente, como representante del establishment, plana, casi tradicional por tener que defender el continuismo de Obama, aunque fuera progresista. El mismo efecto de Guillier respecto de Bachelet. Con sólo los dos puntos que te faltaron para la segunda vuelta, ¿crees que habrías tenido un nivel mucho más competitivo con respecto Sebastián Piñera?
Es difícil hacer esa ficción cuando no ocurrió. Lo que si yo te puedo decir es que creo que en el último mes de campaña íbamos subiendo y subiendo. Como periodista nunca me había tocado cubrir una campaña electoral, no conocía las campañas desde adentro, primera vez para muchos del comando. Pero aprendí en la primaria y en la primera vuelta que es muy importante el clima interior que se genera porque es el que pone a los voluntarios en la calle, lo que hace que todos los equipos trabajen con más ganas, con una mentalidad positiva. Nosotros estábamos así en ese trayecto en el último mes. No me gusta hacer política de ficción porque es algo injusto, decir “no, yo le habría ganado a Sebastián Piñera”, no lo sé. Pero lo que sí sé es que nuestra campaña iba como muy hacia arriba, en ganas, en ánimo, en épica. Creo que habría sido una segunda vuelta muy distinta, no sé si habría ganado, yo no me meto en eso, pero sí creo que habría sido una segunda vuelta muy distinta a la que vimos con el candidato de la Nueva Mayoría y Sebastián Piñera.
Me llama la atención que me recibas en tu casa, en el ambiente de tu privacidad. No me citaste a un ambiente más institucional.
Eso toca una tecla que es muy importante de cómo miramos la política desde el Frente Amplio (FA), cómo la miramos desde el comando, cómo la miré yo como candidata presidencial. A mí me gustaría construir un país de la forma en que nosotros hicimos la candidatura. O sea, yo seguí andando en metro, yo no tuve escolta de carabineros, porque yo dije que no. Teníamos un auto, pero no teníamos chofer. Muchas veces el auto lo manejaba yo y no es broma, o lo manejaba el fotógrafo de la campaña, o lo manejaba Sebastián Depolo que era el jefe de la campaña o lo hacía la Tanya que era nuestra periodista. Y lo hacíamos por un lado porque no teníamos todos los recursos que tenían los otros candidatos, claramente, pero también porque queríamos dar una señal. A mí me parecía que era interesante poder caminar en la calle, como camina todo el mundo, porque yo entiendo que una presidenta o presidente tiene unos círculos de seguridad, que son obvios, ¿no? Yo estoy de acuerdo con eso, pero me encantaría ir construyendo un país donde los políticos y las políticas puedan salir a la calle, andar en metro, sin que tengan ningún problema, como que sigan siendo parte de la gente y no aparte. Entonces, por ejemplo, estos últimos días, yo he ido a comprar regalos de Navidad. La gente es súper amable y se sorprende de verte en los mismos lugares donde ellos compran, entonces para mí era una señal muy importante, que también era una señal política. Y que esta es mi casa, yo te recibo aquí, están mis hijos jugando en el living…
En el segundo debate presidencial me llamó mucho la atención el escenario en que se veía a Piñera como el candidato rupturista y que Guillier aparecía un poco como el establishment con una posición bastante moderada. Ya entraremos en ese análisis, pero no me parece descabellado que mucho electorado que apoyó al Frente Amplio en primera vuelta votó por Piñera en segunda. ¿Te incomoda ese escenario? ¿Concuerdas?
No concuerdo tanto. El tema es que no lo podemos saber hasta un tiempo más, hasta que el SERVEL entregue la base de datos de las personas que votaron y nosotros hacer los cruces. No sabemos ni siquiera los datos de la primera vuelta todavía. Lo que vieron nuestros apoderados de mesa es que llevamos votantes que nunca habían votado. Lo que sería espectacular.
¿En primera vuelta dices tú?
En primera vuelta. En la segunda vuelta pasa lo mismo. Hay un análisis que puede ser algo interesado por parte de la derecha en Chile, los que están a favor de Piñera, de decir, “mira, el Frente Amplio como que se deshizo porque igual votó por nosotros”. A mí me fui muy bien en la Región Metropolitana de Santiago, muy importante por la concentración de electores. De hecho yo le gané al candidato de la Nueva Mayoría, salí después de Piñera. En unas 20 comunas a mí me fue extraordinariamente bien, saqué mucho más que mi promedio, incluso en algunos casos más del 25%. Si uno analiza esas 20 comunas, efectivamente Piñera creció, pero el que creció superlativamente fue Alejandro Guillier. De hecho en esas 20 comunas, prácticamente en todas Alejandro Guillier pasó de un tercer lugar en la primera vuelta, a un primer lugar. Entonces ahí uno puede adivinar que hubo un traspaso bastante importante de votantes del Frente Amplio a Alejandro Guillier. O totalmente convencidos con la Nueva Mayoría, o votando en contra de Piñera, porque Guillier era el mal menor, no lo sabemos, yo lo dejo hasta ahí no más. Yo calculo entre un 70% y un 80% de traspaso. Creo que se generó un anti-piñerismo en algún momento más o menos fuerte. También tenemos a gente que nunca había votado y que votó por nosotros y que al no tener candidata, se restó en segunda vuelta.
Y el segundo punto que me parecería para el análisis es la capacidad que tuvo Piñera de llevar más gente a votar. En primera vuelta hay una alternativa más enorme de candidatos, como para que haya venido a votar más gente en la segunda vuelta, y que votara por Piñera. Entonces ahí uno se pregunta qué pasó o qué logró hacer la candidatura de Sebastián Piñera que llevó más gente a votar. La única clave que yo veo que es una constante es el temor. Se instaló un concepto que a nosotros nos puede sonar gracioso pero yo creo que a mucha gente la llevó a pensar algo y tener temor de los resultados con el concepto que se difundió de “Chilezuela”.
Tú crees que eso fue un factor importante…
Mira, yo pensé que no iba a tener fuerza, porque pensé que era una cosa muy burda. Ahora ojo, que no es algo de las últimas tres semanas. Tenemos que entender que en Chile el 80% de los medios de comunicación son de la derecha política, y de derecha entendiéndose como manteniendo el status quo. Y en torno al poder de la gente que manda en Chile, que son los grandes grupos económicos. Entonces lo de “Chilezuela” no es de las últimas tres semanas. Se ha instalado esta comparación entre la izquierda latinoamericana a un proyecto Chavista en los últimos 4 años, justo bajo el gobierno de Michelle Bachelet. Entonces el concepto de “Chilezuela” que puede parecer como algo muy burdo de campaña, creo que provocó un efecto en la gente que salió a votar y que no había votado por Sebastián Piñera en primera vuelta. Pero también porque el día en que gana Sebastián Piñera los gritos en la calle y en el comando era “¡nos salvamos!”. Creo que ahí hay algo que marca el temor a un proyecto de cambio. El temor a esta izquierda puede haber ejercido una presión de voto mayor.
Y es curioso lo que mencionas, porque la percepción que tengo desde afuera es que tanto el Frente Amplio, como la socialdemocracia dentro de la Nueva Mayoría, incluyendo un sector de los socialistas, excepto el PC, no comulga para nada con el gobierno del Presidente Nicolás Maduro. Y el gobierno de Chile concuerda con esta posición anti-chavista y pro-oposición, entonces es una contra-campaña bastante extraña. No hay ninguna señal de que la presidenta Bachelet o Guillier o ustedes hubieran querido que se implemente políticas chavistas.
Chavistas, nada.
Incluso recibieron a representantes de Leopoldo López…
Coincido plenamente. Es interesante que lo mencionas porque creo que al principio de la campaña me entrevistó la agencia Bloomberg, que destacó junto a los medios chilenos (y aquí lo uno con tu primera pregunta) y tituló “Beatriz Sánchez, más cerca de Bernie Sanders que de Hugo Chávez”…